Muchas de las actividades humanas se relacionan de un modo u otro con la palabra emprenderismo. Siempre han existido emprendedores, desde los primitivos pasando por los Vikingos, Cristóbal Colón, Leonardo Da Vinci y Julio Verne hasta Bill Gates, se han embarcado en grandes empresas. El descubrimiento de nuevos mundos, el invento de nuevos aparatos y máquinas, en fin, todo lo que implique innovación y creatividad, son actividades incluidas en el emprenderismo...
El término emprenderismo ha pasado por varias acepciones desde ser la palabra “mágica” y de moda que aparecía en todos los tratados de administración y que llevaba en sí la salvación de la economía global, hasta caer “en desgracia” convirtiéndose, según los escépticos, en un término pasado de moda como la reingeniería y calidad total, entre otros.
Sin embargo, en las últimas décadas se ha venido planteando, a nivel mundial, la existencia de una relación directa entre desarrollo socioeconómico y espíritu empresarial, llevando a un renacimiento de los procesos de fomento y desarrollo de la cultura empresarial en las instituciones educativas de todo nivel, en especial las de educación superior.
El concepto de emprendimiento, si bien ha sido importante a través del tiempo, últimamente ha cobrado mayor relevancia para la sociedad y el autoempleo comienza a considerarse como una oportunidad para frenar los fenómenos de desempleo y exclusión cada vez más preocupantes en los países subdesarrollados.
Ante la necesidad de dar soporte y acompañamiento en la gestión de las nuevas empresas durante sus primeros años tanto de gestación como de operación, surgen las incubadoras de empresas como instituciones dedicadas a facilitar el desarrollo de la nuevas unidades productivas mediante gestión en la búsqueda de recursos financieros, la generación de contactos comerciales y la asesoría integral en la estructuración y operación de un buen plan de negocios.
Colombia no es ajena a este modelo, en 1994 en la ciudad de Bogotá entidades tales como el Centro Internacional de Física, Colciencias, SENA, Federación Nacional de Cafeteros, Fundación Compartir, Fundación Corona, Fundaempresa, Instituto de Fomento Industrial, NCR Colombia, Cámara de Comercio de Bogotá, Universidad Externado de Colombia y universidad de los Andes se pusieron de acuerdo para crear la Corporación Innovar (primera institución de este tipo creada en el país), seguidamente surgieron otras importantes entidades como el caso de la Incubadora de Empresas de Base Tecnológica de Antioquia IEBTA (1996). Para enero del 2003 el Sistema Nacional de Creación e Incubación de Empresas liderado por el SENA contaba tan solo con 6 incubadoras asociadas con presencia en las ciudades de Bogotá, Medellín, Cali, Bucaramanga, Rionegro y Barranquilla, cifra que ha tenido una interesante dinámica ya que para finales del mismo año el país contaba con 16 nuevas instituciones ampliando su cubrimiento a los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, Cesar, Sucre, Córdoba, Cauca, Tolima, Norte de Santander, Bolívar, Antioquia y Huila, así como Incubadoras especializadas en temas tales como el sector agroindustrial, producción de software, empresas de economía solidaria y empresas culturales e industrias creativas, se tiene como meta al finalizar el año 2006 contar con 40 incubadoras asociadas al sistema a lo largo y ancho del territorio nacional.
También, el emprenderismo ha sido uno de los programas bandera de los últimos gobiernos del país, como herramienta fundamental para disminuir el índice de desempleo de la última década, fomentando la creación de empresas a través de facilidades de crédito, capacitación y apoyo en la gestión por medio de entidades como el SENA y las incubadoras de empresas.
No solo el país, sino también la región están cada vez más interesados en fomentar la cultura emprendedora y es ahí donde las instituciones de educación superior como el Tecnológico Cedesistemas encuentran un reto y una oportunidad para crear instancias que fomenten dicha cultura en la comunidad institucional ayudando a hacer realidad el sueño de sus estudiantes que no deseen ser empleados sino empresarios.
DEFINICIONES
Emprendedor: La diferencia entre el emprendedor y el individuo común la establece su actitud. El emprendedor es una persona con capacidad de crear, de llevar adelante sus ideas, de generar bienes y servicios, de asumir riesgos y de enfrentar problemas. Es un individuo que sabe no sólo “mirar” su entorno, sino también “ver” y descubrir las oportunidades que en él están ocultas.
En síntesis, parafraseando a Hernán Bucarini: “un emprendedor ve lo que todos ven, piensa lo que algunos piensan y hace lo que nadie hace”.
Emprenderismo: El término emprenderismo puede definirse como: “El desarrollo de un proyecto que persigue un determinado fin económico, político o social, entre otros, y que posee ciertas características, principalmente que tiene una cuota de incertidumbre y de innovación”[1].
Empresarismo: El empresarismo se entiende, a su vez, como el conjunto de valores, actitudes y conocimientos que permiten a los individuos, y por lo tanto, a las comunidades, utilizar su capacidad creativa para generar nuevas empresas, jalonando el desarrollo económico de los países.
Características de un buen emprendedor
Un emprendedor exitoso debe contar entre otras con las siguientes cualidades:
- Una ilusión a prueba de todo
- Una confianza inquebrantable
- Optimismo
- Ser activo y querer aprender
- Paciencia
- Audacia
- Tenacidad
- Responsabilidad
- Iniciativa
- Voluntad
- Apasionamiento
y, porque no, un poco de buena suerte...
[1] FORMICHELLA, Maria Marta. el concepto de emprendimiento y su relación con la educación, el empleo y el desarrollo local. Convenio INTA – Ministerio de Asuntos Agrarios y Producción - Pcia. de Buenos Aires, 2004.
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